En Santa Vera Cruz, una localidad apacible de 110 habitantes al norte de La Rioja, funciona esta Cooperativa, entre sierras, cardones y un río que provee de agua al pueblo.
En una charla que mantuvimos un mediodía cálido y silencioso de septiembre, en la cocina de la casa para voluntariado, el Ruso nos contó sobre los comienzos de “la Coope”, las ventajas y desafíos del trabajo cooperativo y el impacto de este proyecto en la economía local.
Armate una picadita con unas ricas aceitunas y disfrutá conocer más de cerca la experiencia de la Cooperativa Cuchiyaco.
Nace “la Coope”
La Cooperativa nace hace 10 años, juntando la fruta tardía del pueblo. Se reunían amigxs, vecinxs y familias a juntar la fruta caída. Era una tarea que las personas mayores habían hecho siempre, pero ya más grandes y cansados no podían. Así, empezaron a aprender a hacer mermeladas. «Y empezamos a ver que atrás de la organización, poniendo objetivos en común a mediano y largo plazo, escuchándonos, viendo qué es lo que íbamos queriendo, íbamos tomando cada vez más fuerza.«
El Ruso es uno de los primeros integrantes. Llegó a La Rioja junto a su familia hace 15 años, persiguiendo el sueño ansiado por muchos pero concretado por no tantos de dejar atrás la ciudad y vivir una vida diferente, en conexión con la naturaleza.
Ruso: –Uno de los saltos más importantes que hacemos, hace unos cinco años, es empezar a trabajar con otras organizaciones: Alimentos Cooperativos, UTT, Cooperativa Alimentando, Orgánico Sí o Sí, Changuito Comunitario. Al empezar a laburar con organizaciones más grandes empezó a cambiar el volumen. Pasamos de algún amigo o amiga que estaba en Buenos Aires y nos compraba tres, cuatro cajas a una organización que te compra 50 cajas. Eso te exige crecer y son ellxs los que nos plantean la necesidad de la certificación para vender nuestros productos en una góndola. Hoy la mayoría tiene permisos bromatológicos, RNE, registro de establecimiento, AFIP.
«Es hacia donde queríamos ir, porque si producís poco no te da para vivir. Tenés que producir cada vez más y ser cada vez más serio.»
El impacto de la Coope en la localidad
Gran parte de la materia prima que utilizan para producir se la compran a vecinxs del pueblo: frutos, aceitunas, nueces, aceite, uvas. Esto les permite un mayor volumen de producción, además de algo clave: colaborar con el sostén laboral de las familias que viven en el lugar, quienes así pueden mantener las formas tradicionales de producir, promoviéndose el enfoque agroecológico y el trabajo en red. Esto no fue siempre así:
Ruso: -La historia clásica en Santa Vera es que venían los compradores, hacían una oferta por todas las nueces y ponían el precio que querían. El paisano de acá terminaba aceptando, e incluso se lo pagaban en dos partes. Nosotros cuando arrancamos, la propuesta era intentar pagar en el momento y poner un precio justo. Al principio costó, hasta que pudimos hacerlo.
Entonces empezamos a comprar el cajón de aceitunas a un precio justo. Cosechar aceitunas tiene su maña. La negra más todavía, porque se hace de a una, es más frágil, no se puede golpear, hay que tratarla con cariño.
«Los compradores querían pagar $500 y nosotros pagábamos $800 el cajón. Y la cámara de olivicultura nos tiró la bronca. Porque, claro, como nosotros arrancamos comprando a un mejor precio, quedaba plasmado ese precio como referencia.»
«Entonces los productores, antes de largar el valor de la fruta, vienen y nos preguntan: “¿A cuánto va a estar el precio? ¿Cuánto van a comprar ustedes?”. Ahí ganamos un puntito porque significa que se empieza cuidar al productor.«
Después empezamos a pedirles que no fumiguen. Acá se fumiga la nuez, con los venenos que les regala el Municipio. Tiran los residuos a la orilla del río, un desastre. Nosotros a los que les compramos les pedimos que no fumiguen. Es una certificación orgánica de palabra.
Situación actual
Actualmente la cooperativa está integrada por quince personas. Si se tiene en cuenta que en el pueblo de Santa Vera Cruz hay 110 habitantes, la Cooperativa genera fuente laboral a un porcentaje importante de vecinos, de manera directa e indirecta.
Ruso: –Hoy en día el 75% de nuestros ingresos son a partir de la Cooperativa. El trabajo cooperativo es más lento, porque las decisiones las tenemos que tomar entre todos los que estamos, y a veces obviamente pensamos cosas distintas, hasta incluso uno quiere ir para un lado y otro para el otro. La construcción colectiva es más lenta pero mucho más sólida, más concisa. Eso es lo interesante que tiene. Estar organizados, hacer asambleas, aprender a escucharnos, es muy importante llevar eso al ambiente laboral también. En la Coope no hay jefes, estamos todos en la misma. Todos queremos lo mismo, pero hay distintos caminos para llegar. Hay que ponerse de acuerdo y trabajar en equipo.
«La construcción colectiva es más lenta pero mucho más sólida, más concisa.»
¿Qué pasa cuando hay diferentes posturas o miradas?
Ruso: Hay que charlarlo, a veces se defiende más una idea, a veces otra. Creo que hay que tratar de ir fluctuando, no quedarse en una postura. Está bueno disfrutar los procesos y los resultados. Aprender de los errores, ahí está la grandeza. Si probás algo y te das cuenta que no era por ahí… aprendiste algo. Es más difícil, pero mejor. Si le acertás siempre es más aburrido (risas). Es importante escucharse y proyectar a corto, a mediano y a largo plazo.
¿Cómo toman las decisiones?
Ruso: Se vota, pero siempre termina siendo por unanimidad. Porque vamos con esa de no aferrarse. Si de pronto 14 están diciendo que es mejor de una manera, y bueno, se trata de confiar también. Ya si son 7 y 7 ahí cagaste, sería más difícil. Pero vamos acompañando el proceso de la decisión día a día.
–Todos los meses hacemos una asamblea. Es una instancia muy importante para la Coope. Tiene que ser concreta, con orden del día, porque todos tenemos que volver a nuestras otras tareas. Cada sector tiene que tomar decisiones: aceitunas, dulces, vinos, lo administrativo, la cocina, el sector embalaje, construcción del terreno. Yo, que estoy en el sector vinos, sé cuantas botellas tengo que comprar, cuántos corchos. Desde el sector de aceitunas saben que hay que comprar 100 frascos, el otro tiene que comprar 100 etiquetas. Pero la plata no da para todo, entonces ahí vamos a discutir: hay tanto dinero, ¿en qué la gastamos? ¿Qué es lo primordial? ¿Qué no?
Retornos o remuneración
Ruso: «Algo muy importante para compartir es el tema de los retornos. Cuando recién arrancamos nos vino a ayudar un personaje de acá, el Ale Abraham. Él nos enseñó que en la cooperativa hay tres formas de retornarse: la primera es por cantidad de producto: vos elaborás mil litros de vino y cobrás por eso. Si tardás un día o un mes es lo mismo, se te paga por esa cantidad. Es la forma básica. La segunda es pagar por cantidad de horas trabajadas. Todo trabajo vale lo mismo. Esa es en la que estamos. Y la tercera, que es la suprema pero que no conozco a nadie que la lleve adelante, es dar todo lo que podés y tomar lo que necesitás. No sé si queremos ir a eso, pero sí es importante quedarse con la idea de que la confianza es dejarlo todo por la causa, por la que estás convencido. Nosotros elegimos esto, el alimento, esta forma de hacer nuestro aporte, dejarlo todo y obviamente, tomar lo que uno necesite.»
«Toda esta parte, que es más filosófica, es la que está buena: escuchar al otrx, ver cuál es la necesidad del otrx. No todos venimos de los mismos lugares ni tenemos las mismas necesidades. La construcción más copada es la humana.»
«Todos los meses actualizamos el precio-hora de nuestro trabajo. Con esto de la inflación nos estuvimos volviendo locos. Más o menos acá el promedio de nuestro trabajo es entre 100 y 150 h. mensuales. El trabajo no se mide como en Buenos Aires, hay un ritmo de vida totalmente distinto. Hay otras cosas que hacer también, como ir a cortar leña. No es que llegás y te prendés la calefa.»
¿Y todxs trabajan la misma cantidad de horas?
«Hay períodos. Cuando llegás a la Coope tenés un período de prueba, entonces podés trabajar un limitado de 80 h. Siempre te apadrina alguien para enseñarte la tarea. Alguien que se haga responsable de tú proceso. Después, ya seguís solo.
Nadie va a ir a la Coope si no hay laburo. Pero creo que la clave es reconocerte vos como tu jefe. Si te cagás, te cagás primero a vos. La confianza es una de las patas más importantes. Por eso esto que te decía de laburar el factor humano. Cualquiera puede hacer todo. Si te creés que sos un especial etiquetando… Obviamente, hay quien se va a destacar en algo, pero cualquiera puede hacer un dulce. Lo importante es respetarse, hacerlo con buena onda, con cariño. Y fuimos rotando mucho también. Recién ahora, después de varios años, cada uno se halló en un lugar.»
¿Qué representa para vos la Cooperativa Cuchiyaco?
«Es un estilo de vida. Es como uno quería vivir. El trabajo cerca de la casa, hacer lo que a uno le gusta, trabajar con alimentos, defender ciertos pilares que uno cree importante en la vida: respetarnos, escucharnos, que seamos todos iguales. Que no haya jefes, que las decisiones sean casi asamblearias, que estemos todos queriendo lo mismo. Que vayamos creciendo cada vez más. Que el producto salga cada vez más rico.»
¿Tenés algún deseo o meta?
«La del terreno en el que estamos construyendo la nueva sede, es una meta muy concreta que ya se está haciendo realidad. Poder ir a trabajar ahí va a ser algo muy piola, porque nos va a acomodar y vamos a poder producir más. Y hoy en día si tengo que fantasear, yo creo que vamos a llegar a exportar. Creo que vamos a poder llegar a vender aceitunas rellenas en Brasil. Hay unos cuantos cumpas que lo estamos pulsando.»